Advierten rezago en la industria farmacéutica

Advierten rezago en la industria farmaceutica.

Especialistas en salud han señalado que los productos farmacéuticos comercializados en México tienen un retraso de al menos siete años en el mercado. Además, el proceso para obtener un registro sanitario puede tardar más de 900 días, cuando el período normal de evaluación debería ser de alrededor de 60 días.

La Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) informó que hay una notable deficiencia en la innovación de medicamentos, lo que resulta en tratamientos que pueden ser perjudiciales para la salud de los pacientes. Larry Rubín, director de la asociación, comentó que también es necesario actualizar el desarrollo de la vacunación, ya que se están registrando brotes de enfermedades que anteriormente habían sido erradicadas.

Rubín explicó que planean trabajar de manera coordinada con la futura autoridad federal y el poder legislativo para establecer metas que impulsen la investigación en salud. La propuesta incluye agilizar y digitalizar los procesos de autorización regulatoria, fortalecer la coordinación entre actores clave como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), las Secretarías de Salud, instituciones sanitarias y el sector privado, e implementar políticas públicas que fomenten la investigación científica.

El director subrayó que la inversión en investigación en México es baja, con solo 200 millones de dólares destinados actualmente, cuando lo ideal sería alcanzar al menos 4 mil millones de dólares en el próximo sexenio. Rubín afirmó que para que México crezca en inversión se necesita una eficiencia regulatoria, lo cual permitiría al país convertirse en un centro de investigación y desarrollo, generar nuevos empleos y promover la innovación nacional.

Además, Rubín destacó la urgencia de digitalizar Cofepris, lo cual no solo beneficiaría los estudios clínicos, sino que también facilitaría la recepción de medicamentos innovadores para los pacientes. La Comisión recauda aproximadamente 2 mil 800 millones de pesos, de los cuales el gobierno solo reintegra una tercera parte, lo que limita el proceso de digitalización.

También es necesaria una mejor coordinación entre Cofepris y el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) para evitar violaciones a la propiedad intelectual y garantizar la certeza jurídica en la emisión de registros sanitarios y patentes.

Fernando Portugal Pescador, director de la Comisión de Propiedad Intelectual y Asuntos Jurídicos e Internacionales del AMIIF, señaló la importancia de implementar compromisos en materia de propiedad intelectual en tratados internacionales, especialmente en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Comparando el Índice Global de Innovación con el Indicador de Desarrollo Urbano de la ONU, se observa que los países con mejor desempeño en innovación también presentan mejores condiciones de salud y protección de la propiedad intelectual.

Personal farmacéutico clasifica medicamentos

Para cumplir con el T-MEC, es esencial adoptar medidas que ajusten la vigencia de las patentes y protejan los datos clínicos utilizados por las autoridades sanitarias para autorizar medicamentos. Portugal Pescador afirmó que un protocolo de aprobación internacional es indispensable para asegurar el acceso a medicamentos seguros y evitar la comercialización de “medicamentos chatarra”.

La adquisición de estos “medicamentos chatarra” representa un riesgo para la salud, ya que pueden estar fabricados con sustancias no autorizadas, contaminadas o caducadas, generando efectos indeseados o incluso la muerte. Además, pueden contener instrucciones de uso con información incorrecta o incompleta, lo que conduce a un uso inadecuado del tratamiento.

Finalmente, Portugal Pescador mencionó que los medicamentos sin la certificación necesaria representan un grave problema de salud pública. La falta de una licencia sanitaria adecuada, incumplimientos en la fórmula autorizada y deficiencias en la validación de procedimientos de limpieza y mantenimiento de las instalaciones de fabricación contribuyen a este riesgo.

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